Enfrentarse a una pena de prisión es una de las experiencias más duras que puede vivir una persona, tanto para quien ha sido condenado como para su entorno más cercano. La vida se detiene, las rutinas se rompen y el futuro se llena de incertidumbre. A menudo, las emociones dominan: miedo, impotencia, rabia, tristeza. Es natural. Pero en medio de esa tormenta emocional, surge una pregunta inevitable: ¿hay algo que pueda hacerse? ¿Se puede reducir el tiempo que se pasará en prisión?
Tal vez tú mismo estás viviendo esta situación, o quizás sea alguien muy cercano a ti. Y es normal que ahora estés buscando respuestas. ¿El juez puede cambiar de opinión? ¿Existen medidas para rebajar la pena o sustituirla por otra cosa? ¿Qué pasa si hay un cambio de ley? ¿Puedo demostrar que estoy arrepentido o que he cambiado?
A veces, se oyen palabras sueltas como “indulto”, “suspensión”, “trabajos en beneficio de la comunidad”, “libertad condicional”… pero sin un contexto claro, todo suena confuso. El lenguaje jurídico no siempre es accesible, y la desinformación puede jugar en contra de quienes más necesitan una salida legal.
Por eso este artículo está escrito para ti. Para ayudarte a comprender, con un lenguaje claro y directo, qué mecanismos existen en España para reducir una condena de prisión. Porque sí, en muchos casos es posible reducir una pena. Pero para lograrlo, hace falta estrategia, conocimiento legal y actuar a tiempo.
Aquí vamos a explicarte todas las vías legales, paso a paso, sin tecnicismos innecesarios. Queremos que termines de leer este artículo con claridad, esperanza y herramientas. Porque cuando sabes lo que puedes hacer, das el primer paso hacia una solución real.
¿Qué opciones existen para reducir una pena de prisión?
Aunque la sentencia ya esté dictada, la ley española contempla varios mecanismos que pueden ayudarte a reducir el tiempo efectivo de cumplimiento de la condena o incluso evitar el ingreso en prisión en algunos casos. Eso sí, cada mecanismo tiene condiciones específicas, y su aplicación depende de factores como la gravedad del delito, la conducta del penado y las circunstancias personales. A continuación, te explicamos las principales vías legales de reducción o modificación de una pena:
🔹 Atenuantes en el juicio (artículos 20 y 21 del Código Penal)
Desde el inicio del proceso penal, es posible influir en la duración de la pena mediante la aplicación de atenuantes. Estas circunstancias no eliminan la responsabilidad penal, pero sí permiten que el juez imponga una condena más leve dentro del margen legal.
Las atenuantes pueden ser:
Confesión del delito antes del juicio.
Reparación del daño causado a la víctima (económica o simbólicamente).
Arrebato, obcecación o trastornos mentales.
Drogodependencia o alcoholismo, si ha influido en los hechos.
Estas circunstancias, recogidas en los artículos 20 y 21 del Código Penal, deben presentarse y argumentarse con pruebas desde el principio del proceso, idealmente con el apoyo de un abogado penalista experimentado. Su aplicación puede rebajar notablemente la duración de la pena, y en algunos casos permitir que se quede en el límite que evita el ingreso en prisión.
🔹 Suspensión de la pena (artículo 80 del Código Penal)
Si la condena impuesta es inferior a dos años de prisión y el condenado no tiene antecedentes penales graves, puede solicitar la suspensión de la pena. Esto significa que no entra en prisión, aunque la condena sigue existiendo.
Para ello se deben cumplir varios requisitos:
La pena impuesta no puede superar los dos años.
El condenado no debe tener antecedentes penales por delitos similares.
Debe comprometerse a no delinquir nuevamente y cumplir ciertas condiciones (como no acercarse a la víctima, realizar cursos, etc.).
En algunos casos, se exige reparar el daño causado o haber iniciado ese proceso.
La suspensión puede ser total o parcial, y se concede por un período de prueba. Si durante ese tiempo no hay nuevas conductas delictivas y se cumplen las condiciones, el tribunal declara la extinción de la pena.
🔹 Sustitución por trabajos en beneficio de la comunidad
Otra opción, también vinculada a penas menores, es la sustitución de la pena privativa de libertad por otras medidas menos gravosas, como trabajos en beneficio de la comunidad.
Este mecanismo se aplica sobre todo en delitos menores y cuando la persona condenada muestra colaboración, arrepentimiento y voluntad de reinserción. El juez puede sustituir la prisión por trabajos no remunerados en organizaciones públicas o sin fines de lucro, con una duración proporcional a la pena impuesta.
Además de evitar el ingreso en prisión, esta medida permite al penado continuar su vida laboral y familiar, contribuyendo positivamente a la comunidad.
🔹 Libertad condicional (artículo 90 del Código Penal)
La libertad condicional permite al condenado salir de prisión antes de cumplir toda la pena, siempre que se cumplan ciertos requisitos. No es automática, y debe ser solicitada formalmente ante la administración penitenciaria.
Requisitos principales:
Haber cumplido las tres cuartas partes de la condena (aunque hay excepciones en casos de buena conducta o colaboración).
Haber mostrado un comportamiento favorable y estable en prisión.
Tener un plan de reinserción y apoyo familiar o social fuera del centro penitenciario.
No haber reincidido durante la condena.
La libertad condicional no extingue la pena: es una fase final de la ejecución. Si se incumplen las condiciones, el juez puede revocar la medida.
🔹 Reducción por trabajo en prisión
El trabajo en prisión no solo proporciona ingresos y rutina al interno, sino que también puede acelerar el acceso a beneficios penitenciarios. Según el artículo 131 del Reglamento Penitenciario, se pueden redimir días de condena por cada jornada de trabajo efectivo.
Aunque esta medida tiene menos peso que en décadas anteriores, sigue siendo una herramienta útil para demostrar buena conducta y facilitar la progresión a regímenes más abiertos, como el tercer grado o la libertad condicional.
Además, el trabajo penitenciario puede ser valorado positivamente para solicitudes de indulto o revisiones de grado.
🔹 Revisión de sentencia por reforma legal (artículo 2 del Código Penal)
Si después de la condena se aprueba una reforma del Código Penal que favorece al condenado, es posible solicitar una revisión de la sentencia.
Esto está regulado en el artículo 2.2 del Código Penal, que establece que las leyes penales más favorables se aplican retroactivamente, incluso cuando la sentencia ya sea firme.
Por ejemplo, si un delito es despenalizado o si se rebajan las penas previstas para ciertos hechos, se puede pedir la modificación de la pena previamente impuesta, ajustándola a la nueva normativa.
🔹 Indulto
El indulto es una medida excepcional otorgada por el Consejo de Ministros, que puede conmutar total o parcialmente una pena, o sustituirla por otra menos grave.
Para solicitarlo se debe presentar un expediente de indulto, que incluya:
Una explicación jurídica y personal de por qué se pide.
Informes favorables (familiares, profesionales, sociales).
Pruebas de conducta ejemplar o de rehabilitación.
El proceso es largo y no siempre exitoso, pero ha sido utilizado en miles de casos en España, especialmente cuando concurren razones humanitarias o de justicia material.
🔹 Apelación o recurso de casación
Si la sentencia todavía no es firme, se pueden interponer recursos de apelación (ante una Audiencia Provincial) o de casación (ante el Tribunal Supremo). Estos recursos permiten revisar la decisión judicial por errores en la valoración de la prueba, en la calificación del delito o en la aplicación de la pena.
Una apelación bien fundamentada puede cambiar radicalmente el curso de un caso: desde la reducción de la pena hasta la absolución. Sin embargo, es una vía que debe activarse con rapidez y bajo la asesoría de un abogado penalista con experiencia en litigios de segunda instancia.
🔹 Participación en programas de rehabilitación
Los centros penitenciarios y entidades externas ofrecen programas de tratamiento y reinserción para delitos relacionados con violencia, drogodependencia, delitos sexuales o económicos.
La participación activa y documentada en estos programas puede tener un impacto positivo en:
La progresión de grado.
Las solicitudes de permisos penitenciarios.
La valoración de la reinserción en una revisión de condena.
Peticiones de libertad condicional o indulto.
Son un factor clave para demostrar evolución personal y ruptura con la conducta delictiva pasada.
Delitos más comunes donde se puede reducir la pena
Aunque en principio cualquier condena es susceptible de revisión o reducción si se cumplen ciertos requisitos, hay delitos donde la aplicación de estos mecanismos es más frecuente y viable. Esto se debe a su gravedad relativa, al perfil del acusado, y a la naturaleza del daño causado. A continuación, repasamos los tipos de delitos más comunes en España donde habitualmente se intenta (y en muchos casos se logra) reducir el cumplimiento efectivo de la pena.
🔹 Hurtos y robos
Los delitos patrimoniales como el hurto (art. 234 CP) y el robo (art. 237 y ss. CP) son de los más frecuentes en el sistema penal español. En muchos casos, la condena impuesta no supera los dos años, lo que permite solicitar:
Suspensión de la pena si no existen antecedentes.
Sustitución por trabajos en beneficio de la comunidad.
Aplicación de atenuantes por confesión, devolución del objeto robado o reparación del daño.
Participación en programas de reinserción (como programas de control de impulsos o habilidades sociales).
En delitos leves o en casos donde se demuestra que el autor actuó bajo necesidad económica o por adicción, es común que el juez valore positivamente estos factores.
🔹 Tráfico de drogas
Aunque el tráfico de drogas (art. 368 y ss. CP) suele conllevar penas altas, existen situaciones donde es posible lograr una reducción:
Si la cantidad incautada es pequeña y destinada a consumo compartido, se puede argumentar una calificación más leve.
Si el acusado es toxicómano en tratamiento, puede solicitar la aplicación del artículo 21.2 como atenuante.
La colaboración con la justicia puede ser una causa importante de reducción o incluso exención (art. 376 CP).
La participación en programas terapéuticos o certificados de desintoxicación pueden facilitar la progresión de grado o incluso una suspensión excepcional.
Estos casos requieren una defensa técnica muy especializada, pero la jurisprudencia reconoce escenarios de reducción, especialmente cuando hay voluntad de rehabilitación y el acusado no pertenece a redes organizadas.
🔹 Delitos de lesiones o violencia
Los delitos de lesiones (art. 147 y ss. CP) y aquellos relacionados con violencia de género o doméstica (art. 153, 173.2, etc.) también pueden admitir reducciones en ciertos casos:
Si la víctima ha sido indemnizada voluntariamente o se ha producido una reparación efectiva del daño.
Si hay colaboración en el proceso judicial, como confesar los hechos desde el inicio.
La aceptación de programas de reeducación o control emocional influye positivamente en la ejecución penal.
En delitos leves, puede solicitarse la suspensión de la pena o su sustitución por cursos y medidas alternativas.
Eso sí, cuando hay reincidencia o se ha quebrantado alguna medida cautelar, las opciones se reducen considerablemente.
🔹 Estafas y delitos económicos
Las estafas (art. 248 CP), apropiaciones indebidas o fraudes son delitos donde la reparación económica del daño juega un papel clave.
Los jueces suelen valorar positivamente:
La devolución voluntaria del dinero o los bienes antes del juicio.
La colaboración para esclarecer los hechos.
La confesión espontánea.
Estos factores pueden implicar atenuantes relevantes, permitir condenas por debajo de los dos años y dar paso a una suspensión. En algunos casos, si el acusado no tiene antecedentes y ha restituido todo lo sustraído, se puede lograr incluso una condena simbólica con ejecución suspendida.
🔹 Conducción bajo efectos del alcohol o drogas
El delito de conducción bajo influencia de alcohol o drogas (art. 379.2 CP) es uno de los más habituales, y la mayoría de condenas derivadas de este tipo de hechos no superan el año de prisión.
Por eso, en muchos casos es posible:
Sustituir la pena por trabajos en beneficio de la comunidad.
Solicitar la suspensión de la pena.
Incluir programas de deshabituación como parte del plan de cumplimiento.
Obtener reducciones si se demuestra adicción tratada y controlada.
Una confesión temprana, la ausencia de daños a terceros y un historial sin antecedentes aumentan notablemente las posibilidades de evitar la cárcel en este tipo de delitos.
🔹 Delitos contra la libertad sexual (casos específicos)
Los delitos contra la libertad sexual (art. 178 y ss. CP) son de especial gravedad y sensibilidad. Sin embargo, existen ciertos casos donde se pueden valorar atenuantes que permitan reducir la pena dentro del marco legal:
Relación previa consentida, si se demuestra que hubo una ruptura súbita del consentimiento.
Arrepentimiento activo o confesión antes de la denuncia.
Colaboración con el proceso judicial o sometimiento voluntario a terapia.
Aunque estos casos son muy delicados, la ley permite la individualización de la pena, especialmente si no hay violencia extrema, lesiones o reincidencia.
🔹 Homicidios (casos excepcionales)
En los delitos de homicidio (art. 138 CP) o incluso de asesinato (art. 139 CP), las posibilidades de reducción son más limitadas, pero no inexistentes.
Algunas vías posibles son:
Aplicación de atenuantes muy cualificadas (trastorno mental, arrebato, etc.).
Colaboración activa en la investigación (confesión, entrega voluntaria).
Reparación del daño a la familia de la víctima, aunque sea simbólica.
Cambios legislativos que afecten la definición del delito o su pena mínima.
En general, estas situaciones se analizan caso por caso y requieren una defensa muy técnica y estratégica, orientada a la reducción parcial más que a la sustitución o suspensión.
¿Qué pasos hay que seguir para pedir una reducción de pena?
Saber que existen mecanismos legales para reducir una condena de prisión puede dar esperanza, pero lo realmente importante es actuar correctamente. En muchos casos, las reducciones o modificaciones de pena no se consiguen por falta de conocimiento, por errores de procedimiento o por no presentar adecuadamente la solicitud ante la autoridad correspondiente.
Por eso, en esta sección te explicamos de manera clara y práctica qué debes hacer para pedir una reducción de pena en España, sea a través de la suspensión, el indulto, la revisión de sentencia o cualquier otra vía legal.
🔹 1. Consulta con un abogado penalista de confianza
Este es el paso más importante. Cada caso tiene características únicas: tipo de delito, antecedentes, conducta en prisión, situación familiar, etc. Solo un abogado penalista podrá analizar con precisión cuál es la mejor vía de reducción aplicable a tu situación, y si realmente hay posibilidades reales de éxito.
Además, un buen abogado sabrá estructurar el argumento jurídico de forma técnica, clara y convincente ante el juez o la administración penitenciaria. Esto marca la diferencia entre un expediente aprobado o rechazado.
🔸 Consejo práctico: Busca abogados especializados en Derecho Penal, con experiencia concreta en ejecución de penas y beneficios penitenciarios.
🔹 2. Reunir toda la documentación necesaria
El éxito de una solicitud de reducción de pena depende en gran parte de la prueba documental que la respalde. Algunos documentos clave pueden ser:
Informes de conducta emitidos por la prisión (si ya estás cumpliendo condena).
Certificados médicos o psicológicos, en caso de toxicomanías, trastornos o tratamientos seguidos.
Justificantes de cursos, programas de reinserción, voluntariado o cualquier actividad formativa o social.
Documentos de reparación del daño: pagos a la víctima, cartas de disculpas, acuerdos extrajudiciales.
Apoyos familiares o laborales: cartas de empleadores, familiares, asociaciones, etc.
Todo esto contribuye a demostrar tu evolución, tu compromiso con el proceso de reinserción y tu voluntad de no reincidir.
🔸 Consejo práctico: Organiza la documentación de forma cronológica y clara. Aporta original y copia de todo, y solicita acuse de recibo al entregarla.
🔹 3. Redacción del escrito jurídico
El abogado será quien redacte el escrito legal de solicitud, adaptado al tipo de reducción que se busca (suspensión, sustitución, libertad condicional, indulto, etc.). Este documento debe cumplir una estructura profesional y estar argumentado con base en:
Artículos específicos del Código Penal o del Reglamento Penitenciario.
Jurisprudencia aplicable (sentencias similares de otros casos).
Las circunstancias personales y jurídicas del condenado.
Además de los fundamentos legales, debe incluir una petición concreta: por ejemplo, la reducción de la pena, la modificación del grado penitenciario, o la sustitución por medidas alternativas.
🔸 Consejo práctico: No te limites a enviar un formulario genérico. Un buen escrito bien planteado y personalizado tiene muchas más posibilidades de prosperar.
🔹 4. Presentación ante la autoridad competente
Dependiendo del tipo de solicitud, el escrito se presenta ante distintas instancias:
En el caso de suspensiones de pena, suele presentarse ante el juzgado de lo penal que dictó la sentencia.
Para modificaciones de grado penitenciario, se presenta ante la junta de tratamiento del centro penitenciario.
Las solicitudes de indulto se presentan ante el Ministerio de Justicia.
La revisión de sentencia por cambios legislativos se presenta ante el mismo órgano que dictó la sentencia, o en su caso ante la Audiencia Provincial.
Una vez presentada la solicitud, se inicia un expediente que puede tardar semanas o meses en resolverse. Mientras tanto, es importante mantener el contacto con el abogado y seguir todas las recomendaciones que este indique.
🔸 Consejo práctico: Guarda copia sellada de todo lo que presentes y solicita siempre número de expediente o acuse de recibo.
🔹 5. Seguimiento, respuesta y posibles recursos
Después de presentar la solicitud, hay que hacer seguimiento constante del expediente. Esto implica:
Comprobar si se requiere aportar más documentación.
Atender a plazos procesales o requerimientos.
Revisar la resolución cuando se emita.
Si la solicitud es rechazada, no todo está perdido. En muchos casos, cabe interponer recurso de reforma, apelación o queja, dependiendo del órgano que haya denegado la medida.
También puede reintentarse la solicitud pasados ciertos plazos, especialmente en el caso de indultos o revisiones de grado.
🔸 Consejo práctico: La persistencia, el cumplimiento de los requisitos y la estrategia legal adecuada aumentan las probabilidades de éxito a medio plazo.
¿Seguimos con la siguiente sección: “Casos en los que no se puede reducir la pena (o es muy difícil)”?
Dijiste:
ChatGPT dijo:
Perfecto. A continuación te presento la quinta sección, en la que explicamos con honestidad y claridad cuándo es más difícil reducir una condena de prisión, qué obstáculos legales existen y por qué es clave contar con una defensa especializada incluso en estos casos:
Casos en los que no se puede reducir la pena (o es muy difícil)
Aunque la legislación española ofrece múltiples mecanismos para reducir o modular el cumplimiento de una condena, no siempre es posible aplicarlos. Hay delitos y circunstancias en los que la ley es especialmente estricta, y el margen de actuación se reduce de forma considerable.
Sin embargo, incluso en estos casos, es importante conocer por qué no se puede aplicar una reducción, qué alternativas existen (aunque sean limitadas) y qué papel puede jugar una defensa bien planteada. A veces, lo que parece inamovible puede flexibilizarse con argumentos sólidos y un análisis detallado del caso.
A continuación, te explicamos los escenarios más frecuentes donde reducir una pena es especialmente difícil o directamente inviable:
🔹 Reincidencia y antecedentes penales graves
Uno de los mayores obstáculos para solicitar una reducción de pena —especialmente en suspensiones o sustituciones— es que la persona condenada tenga antecedentes penales recientes o reincidencia.
El artículo 80 del Código Penal, que regula la suspensión de la pena, exige que el condenado no haya delinquido previamente.
Si el historial penal refleja condenas por delitos similares o múltiples procesos abiertos, los jueces tienden a negar cualquier beneficio penitenciario, argumentando que el acusado no ha demostrado capacidad de reinserción.
La reincidencia es también causa habitual de denegación del tercer grado o de la libertad condicional, ya que se interpreta como un riesgo de reiteración delictiva.
🔸 Excepción posible: Aun con antecedentes, pueden plantearse alternativas si se demuestra una ruptura real con el patrón delictivo anterior (por ejemplo, abandono de las drogas, reinserción laboral o familiar, informes psicológicos favorables…).
🔹 Delitos especialmente graves o mediáticos
En delitos de máxima gravedad, como:
Asesinatos y homicidios agravados
Delitos contra la libertad sexual con violencia
Terrorismo
Corrupción política o económica a gran escala
…las posibilidades de reducir la pena son muy escasas, especialmente si hay repercusión mediática o presión social. En estos casos, los jueces suelen ser más restrictivos en la concesión de beneficios.
Además, algunos de estos delitos tienen penas mínimas altas, lo que limita de entrada el acceso a suspensiones o sustituciones. Por ejemplo, un asesinato no puede ser castigado con menos de 15 años, por lo que difícilmente se accederá a libertad condicional hasta pasadas tres cuartas partes del cumplimiento.
🔸 Consejo legal: Aunque la reducción sea difícil, presentar atenuantes en fase de juicio (como arrebato, reparación del daño o colaboración) puede evitar condenas más duras dentro del rango permitido.
🔹 Pena superior a cinco años de prisión
Cuando la pena impuesta supera los cinco años de cárcel, muchas de las medidas más accesibles (como la suspensión de la pena o su sustitución por trabajos comunitarios) ya no son legalmente posibles.
Además, la libertad condicional requiere en estos casos haber cumplido al menos tres cuartas partes de la pena, lo cual puede equivaler a muchos años.
La única vía para reducir el impacto de este tipo de penas es:
Solicitar progresión de grado (de régimen cerrado a ordinario, o de ordinario a tercer grado).
Participar activamente en programas de reinserción dentro de prisión.
Demostrar conducta ejemplar, apoyo familiar y viabilidad de reinserción.
🔸 Dato importante: Aunque la ley es clara en los plazos, existen mecanismos de flexibilización del cumplimiento, como el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, que permite un régimen semilibertad en circunstancias excepcionales.
🔹 No haber reparado el daño ni mostrado arrepentimiento
La reparación del daño a la víctima y el arrepentimiento activo son factores clave para acceder a cualquier beneficio penitenciario.
Si el condenado no ha indemnizado a la víctima, no ha pedido disculpas ni ha mostrado señales de rehabilitación, es muy probable que se deniegue cualquier solicitud de reducción.
El principio de reinserción que rige el sistema penal español se basa en la voluntad de cambio del penado. Si no se demuestra esa voluntad con hechos, el sistema no autoriza medidas de confianza.
🔸 Recomendación: Aunque el perdón total no sea posible, siempre se puede mostrar una actitud constructiva, buscar vías de reparación parcial o simbólica, y documentar avances personales reales.
🔹 Incumplimiento de condiciones previas o falta de seguimiento
En muchos casos, las reducciones de pena se deniegan simplemente porque:
No se presenta la solicitud dentro del plazo correcto.
Falta documentación esencial.
El penado incumplió condiciones impuestas en medidas anteriores (por ejemplo, quebrantamiento de órdenes de alejamiento o reincidencia durante libertad condicional).
Este tipo de fallos pueden cerrar las puertas a nuevas solicitudes durante años.
🔸 Consejo práctico: Asegúrate de tener un seguimiento legal continuo durante todo el proceso de ejecución de la pena. No es solo cuestión de presentar una solicitud, sino de cumplir con lo que se promete.
Conclusión
Recibir una condena de prisión no significa que todo esté perdido. Tampoco significa que debas resignarte a cumplir la totalidad de la pena sin opciones. En el sistema jurídico español, existen mecanismos legales concretos y probados que pueden ayudarte —o ayudar a tu familiar— a reducir el tiempo de estancia en prisión, modificar las condiciones de cumplimiento o incluso evitar el ingreso si se cumplen ciertos requisitos.
Ahora ya sabes que hay caminos como la suspensión de la pena, la libertad condicional, la revisión por reformas legales, el indulto o la sustitución por trabajos en beneficio de la comunidad. Pero también has visto que cada vía tiene sus exigencias, sus limitaciones y sus momentos específicos para ser solicitada.
Y aquí es donde entra en juego lo más importante: actuar a tiempo. Porque muchas de estas medidas deben pedirse en plazos concretos, con documentación adecuada y bajo asesoría profesional. Perder una oportunidad legal por desinformación, desorganización o errores en la presentación del caso es más común de lo que parece… y también es evitable.
Si estás leyendo esto porque te preocupa tu situación o la de alguien cercano, no lo dejes pasar. Buscar la orientación de un abogado penalista especializado puede marcar la diferencia entre cumplir años de prisión o acceder a una alternativa más humana, más justa y más acorde con el proceso de reinserción.
Enfrentar una condena es duro, pero también puede ser un punto de inflexión. Con estrategia, honestidad, documentación y el acompañamiento correcto, es posible construir un nuevo camino. La ley no solo castiga: también ofrece oportunidades. Y aprovecharlas está en tus manos.
🔹 Si quieres seguir informándote, te recomendamos leer nuestros artículos sobre cómo solicitar un indulto, cuándo se puede revisar una sentencia penal, o cómo funcionan los beneficios penitenciarios en España.
🔹 Y si necesitas ayuda profesional, no dudes en consultar con un despacho de abogados penalistas de confianza. Porque cuanto antes empieces a actuar, más opciones tendrás.