El tráfico de drogas es uno de los delitos más graves que contempla el Código Penal español, no solo por el impacto directo que tiene en la salud de las personas, sino también por las consecuencias sociales, económicas y de seguridad que genera en el país. Este fenómeno alimenta la violencia, la marginalidad y la inseguridad en los barrios, afectando tanto a quienes consumen como a las familias y comunidades en general. De hecho, el propio legislador español ha previsto sanciones severas para quienes participan en la producción, distribución o venta de drogas ilegales, entendiendo que no se trata únicamente de un problema individual, sino de un riesgo colectivo.
En este contexto, muchas personas pueden llegar a enfrentarse a una situación complicada: sospechar o tener pruebas de que alguien de su entorno —ya sea un vecino, un conocido o incluso un familiar— está involucrado en actividades relacionadas con el tráfico de drogas. Ante un escenario así, es natural preguntarse: ¿qué debo hacer?, ¿cómo denunciar de forma segura?, ¿qué consecuencias tendrá?. Resolver estas dudas es clave para que un ciudadano pueda actuar con responsabilidad y al mismo tiempo protegerse legalmente.
Denunciar un delito de tráfico de drogas no es solamente un derecho, también es una obligación moral y jurídica, ya que permite que las autoridades competentes inicien una investigación y, en su caso, frenen la actividad delictiva. Sin embargo, no basta con “avisar” a la policía: la denuncia debe seguir un cauce adecuado, aportando información clara, precisa y, en lo posible, pruebas que sustenten la acusación. Solo de esta forma la justicia podrá actuar de manera eficaz.
Este artículo tiene como objetivo guiarte paso a paso sobre cómo denunciar a una persona por tráfico de drogas en España, basándonos en lo establecido por el Código Penal y en los procedimientos policiales y judiciales vigentes. A lo largo del texto abordaremos qué dice la ley, cuáles son las diferencias entre consumo y tráfico, qué pruebas puedes aportar, cuáles son los canales oficiales para presentar la denuncia y qué derechos te protegen como denunciante. También veremos ejemplos prácticos y resolveremos preguntas frecuentes que suelen surgir en estos casos.
Al terminar, tendrás una visión clara y práctica que te permitirá actuar con seguridad y responsabilidad, contribuyendo a que la justicia pueda intervenir y a que la sociedad sea un entorno más seguro y libre de drogas.
Marco legal en España
En España, el tráfico de drogas está regulado principalmente en el Código Penal, dentro del Título XVII (“De los delitos contra la salud pública”), concretamente en los artículos 368 a 372. Estas disposiciones reflejan la gravedad con la que el legislador castiga cualquier conducta destinada a promover, favorecer o facilitar el consumo de sustancias prohibidas.
El artículo 368 del Código Penal establece lo siguiente:
“Los que ejecuten actos de cultivo, elaboración o tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, o las posean con aquellos fines, serán castigados con las penas de prisión de tres a seis años y multa del tanto al triplo del valor de la droga objeto del delito cuando se trate de sustancias que causen grave daño a la salud, y con las de prisión de uno a tres años y multa del tanto al duplo en los demás casos”.
Este artículo deja claro que no solo se sanciona a quien vende drogas, sino también a quienes las cultivan, las almacenan con fines de distribución, las transportan o de cualquier forma contribuyen a que otras personas accedan a ellas. Es decir, el delito abarca toda la cadena de producción y distribución.
El artículo 369 establece las circunstancias agravantes que aumentan la pena, por ejemplo:
Cuando el delito se comete en establecimientos abiertos al público, como bares o discotecas.
Cuando las sustancias se suministran a menores de edad, personas con discapacidad o en programas de deshabituación.
Cuando se utilizan a menores de edad o personas vulnerables para cometer el delito.
Cuando los hechos los comete una organización criminal.
En estos casos, las penas pueden llegar hasta los nueve años de prisión o más, dependiendo de la gravedad.
El artículo 370 prevé penas todavía más severas para los cabecillas u organizadores de redes de tráfico de drogas, pudiendo imponerse condenas de hasta 20 años de prisión en los supuestos más graves.
Por otro lado, el artículo 372 aclara que los beneficios obtenidos del tráfico ilícito —ya sea dinero, bienes muebles o inmuebles— también están sujetos a decomiso, evitando que el delito resulte lucrativo para los responsables.
Con este marco legal, se puede entender que España considera el tráfico de drogas un delito de gran impacto social. No es un simple acto de comercio ilegal, sino una agresión directa a la salud pública. Por ello, cuando un ciudadano denuncia este tipo de conductas, no solo está colaborando con la justicia, sino también protegiendo a su comunidad y al bien común.
Diferencia entre consumo propio y tráfico
Uno de los aspectos más importantes al hablar de denuncias por drogas es distinguir entre consumo propio y tráfico, ya que no se sancionan de la misma manera. Este punto suele generar confusión, especialmente porque la posesión de drogas, en sí misma, no siempre constituye un delito en España.
El Código Penal castiga el tráfico de drogas (art. 368 y siguientes), pero no sanciona el consumo personal. En otras palabras, una persona puede portar una cantidad de droga destinada exclusivamente a su uso propio sin que se considere un delito penal. Sin embargo, esto no significa que sea completamente legal: la Ley Orgánica 4/2015 de Seguridad Ciudadana (conocida como “Ley Mordaza”) establece que la tenencia o el consumo en lugares públicos está penada con sanciones administrativas que van desde los 601 hasta los 30.000 euros.
Por lo tanto:
Consumo privado en un domicilio: no es delito ni sanción administrativa.
Consumo o tenencia en vía pública: sanción administrativa.
Tráfico (venta, distribución, facilitación): delito penal.
Ahora bien, la frontera entre consumo y tráfico no siempre es clara. Para diferenciar un caso de otro, las autoridades analizan distintos indicios objetivos. Entre ellos:
La cantidad de droga:
El Tribunal Supremo ha establecido en varias sentencias (STS 1377/2003, entre otras) unos umbrales orientativos de cantidad máxima para consumo propio. Por ejemplo, hasta 7,5 gramos de hachís o 2 gramos de cocaína podrían considerarse para consumo personal. Cantidades superiores, especialmente si están divididas en dosis, levantan sospechas de tráfico.
El modo en que se presenta la sustancia:
Si la droga está en bolsitas, envoltorios pequeños o dosis individuales, se interpreta que hay una intención de distribución.
Si se encuentra en un único bloque, puede considerarse más fácilmente consumo propio.
Otros objetos encontrados:
Básculas de precisión, grandes cantidades de dinero en efectivo, libretas con anotaciones, utensilios de corte o embalaje son pruebas que apuntan a una actividad de venta y no a simple consumo.
La conducta del individuo:
Observar a una persona entregando sustancias a cambio de dinero es un indicio claro de tráfico.
En cambio, alguien que porta droga sin relación con terceros podría considerarse consumidor.
Es importante aclarar este punto porque no todas las denuncias prosperan. Si un ciudadano denuncia a otra persona únicamente por tener un poco de droga en su posesión, es posible que la investigación concluya que se trata de consumo propio y no de tráfico. Por eso, al presentar una denuncia es fundamental explicar con detalle los hechos observados: si se trata de venta repetida, movimiento constante de personas en un domicilio, intercambio de dinero, empaquetado en dosis, etc.
En resumen, la diferencia entre consumo y tráfico radica en la finalidad de la sustancia. Si es para uso personal, hablamos de una conducta sancionada administrativamente en ciertos casos; si es para vender, repartir o facilitar a otros, estamos ante un delito penal grave con penas de cárcel.
Cómo denunciar tráfico de drogas
Llegado el momento en que un ciudadano sospecha o tiene pruebas de que alguien está involucrado en el tráfico de drogas, es fundamental conocer los canales adecuados para presentar una denuncia y cómo hacerlo de manera correcta. Denunciar no solo es un acto de responsabilidad cívica, sino que además contribuye a que las autoridades puedan actuar de forma eficaz contra un delito que afecta directamente a la salud pública y a la seguridad de todos.
Canales oficiales para denunciar
En España existen varias vías legítimas para denunciar el tráfico de drogas:
Policía Nacional
Cualquier persona puede acudir a una comisaría de la Policía Nacional y presentar una denuncia formal. Allí se tomará declaración y se abrirá un expediente.Guardia Civil
En localidades donde opera la Guardia Civil, también es posible presentar la denuncia en el cuartel más cercano. La Guardia Civil, además, cuenta con unidades especializadas en la lucha contra el narcotráfico.Policías autonómicas
En comunidades como Cataluña (Mossos d’Esquadra) o el País Vasco (Ertzaintza), estas fuerzas también reciben y tramitan denuncias de este tipo.Fiscalía Antidroga
Otra alternativa es acudir directamente a la Fiscalía, que tiene competencias específicas en delitos de narcotráfico y que puede iniciar investigaciones.Canales de denuncia anónima
Algunas policías autonómicas ofrecen formularios online o números de teléfono para denuncias anónimas relacionadas con drogas. Aunque no siempre sustituyen a la denuncia formal, sirven como punto de partida para investigaciones.
Procedimiento paso a paso
Para que la denuncia tenga éxito, lo ideal es seguir un proceso ordenado:
Recopilar información y pruebas
Antes de acudir a la policía, es recomendable reunir todos los datos posibles: direcciones, matrículas de vehículos, horarios en los que se realizan las actividades sospechosas, fotografías o vídeos (siempre sin ponerse en riesgo).Acudir a la comisaría o cuartel
Una vez allí, deberás explicar los hechos con la mayor precisión posible: qué viste, cuándo, dónde y cómo. Mientras más detalles proporciones, más fácil será que la policía inicie una investigación sólida.Redacción de la denuncia
La denuncia se plasmará por escrito. Es importante leerla con calma antes de firmar para asegurarse de que refleja exactamente lo que quieres manifestar.Apertura de diligencias
Tras recibir la denuncia, la policía puede iniciar investigaciones preliminares: vigilancia, control de llamadas, seguimiento de personas, etc. Dependiendo de la gravedad, se trasladará el caso al juzgado competente.Colaboración ciudadana
En algunos casos, el denunciante puede ser llamado a ratificar la denuncia o incluso a declarar en un proceso judicial. No obstante, existen mecanismos legales para proteger su identidad en caso de riesgo.
Importancia de la claridad en la denuncia
No es suficiente decir “creo que mi vecino vende drogas”. Las denuncias vagas o sin detalles suelen archivarse por falta de pruebas. En cambio, si señalas que “en el domicilio de la calle X, número Y, entre las 18:00 y 22:00 horas entran y salen constantemente personas que pagan dinero a cambio de pequeñas bolsitas”, se facilita mucho la labor de investigación.
En definitiva, denunciar tráfico de drogas es un proceso sencillo pero que exige responsabilidad. Contribuirás a que la justicia actúe de forma más eficaz y a que tu entorno sea más seguro.
Protección del denunciante
Una de las dudas más comunes entre quienes se plantean denunciar un caso de tráfico de drogas es: “¿qué pasará conmigo si denuncio?, ¿estoy en riesgo?, ¿me pueden descubrir?”. Estas preguntas son completamente válidas, ya que el narcotráfico suele involucrar a redes organizadas y a personas que podrían intentar intimidar a quienes colaboren con la justicia. Por eso, el ordenamiento jurídico español contempla garantías y medidas de protección para el denunciante.
Denuncia con identidad vs. denuncia anónima
Denuncia con identidad:
Cuando acudes a una comisaría y presentas la denuncia, tus datos personales quedan registrados. En principio, el denunciado no debería conocer tu identidad, ya que la información forma parte de las diligencias policiales y judiciales. No obstante, en determinados casos, si el procedimiento llega a juicio, podrías ser citado como testigo.Denuncia anónima:
Existen canales para facilitar información de forma anónima, como los formularios en línea de la Policía Nacional o de la Guardia Civil. Estas vías permiten que las fuerzas de seguridad tengan conocimiento de una situación sin necesidad de que reveles tu identidad. Sin embargo, conviene aclarar que una denuncia anónima no siempre es suficiente para iniciar un procedimiento penal completo, ya que la justicia requiere pruebas sólidas y testigos fiables.
Protección de testigos
La Ley de Enjuiciamiento Criminal prevé mecanismos para proteger a quienes, por colaborar en un procedimiento penal, puedan estar expuestos a represalias. Algunas de estas medidas incluyen:
La ocultación de datos personales en documentos judiciales.
La posibilidad de declarar mediante videoconferencia o con medidas que impidan el reconocimiento visual del testigo.
El uso de claves o números en lugar de nombres para preservar la identidad.
En casos de especial gravedad, el denunciante puede beneficiarse del Programa de Protección de Testigos y Peritos en Causas Criminales, regulado por la Ley Orgánica 19/1994. Este programa contempla medidas excepcionales como el cambio de domicilio o incluso de identidad, si el riesgo para la persona es elevado.
Garantías legales
Es importante subrayar que, al denunciar, el ciudadano está actuando dentro de la legalidad y ejerciendo un derecho reconocido por la Constitución Española (art. 125 y art. 259 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal). La ley protege al denunciante contra cualquier tipo de represalia o discriminación por el hecho de haber colaborado con la justicia.
Seguridad personal
Más allá de la protección legal, también es aconsejable que el denunciante actúe con prudencia. Evitar confrontaciones directas, no divulgar públicamente que se ha presentado una denuncia y limitarse a proporcionar información objetiva a las autoridades son medidas básicas para reducir riesgos.
En resumen, el denunciante no está indefenso. El sistema legal español ofrece distintos niveles de protección, adaptados a la gravedad del caso. Esto significa que cualquier ciudadano que decida denunciar tráfico de drogas puede hacerlo con la confianza de que su identidad y seguridad serán salvaguardadas en la medida de lo posible.
Consecuencias legales para el denunciado
Cuando una persona es denunciada e investigada por tráfico de drogas, las consecuencias pueden ser muy severas, dado que el ordenamiento jurídico español considera este delito una de las amenazas más graves contra la salud pública. El Código Penal, en sus artículos 368 a 372, establece un abanico de penas que varían según la gravedad de los hechos, la sustancia implicada y las circunstancias en las que se haya cometido el delito.
Penas principales
El artículo 368 del Código Penal fija como sanción básica:
Prisión de 3 a 6 años y multa del tanto al triplo del valor de la droga si se trata de sustancias que causen grave daño a la salud (ejemplo: cocaína, heroína, metanfetaminas).
Prisión de 1 a 3 años y multa del tanto al duplo si las drogas no son de las consideradas gravemente dañinas (ejemplo: hachís o marihuana en ciertas cantidades).
Estas penas reflejan que, incluso en su modalidad más leve, el tráfico de drogas siempre implica prisión y antecedentes penales.
Circunstancias agravantes
El artículo 369 aumenta las penas cuando concurren circunstancias específicas, como:
Cometer el delito en centros educativos, establecimientos de rehabilitación o lugares donde acuden menores.
Utilizar a menores de edad o a personas con discapacidad para la venta o distribución.
Participar en una organización criminal.
Realizar la actividad en locales abiertos al público, como bares o discotecas.
En estos casos, las penas pueden ascender hasta 9 años de prisión y multas mucho más elevadas.
Grandes redes y cabecillas
El artículo 370 sanciona con mayor dureza a quienes se sitúan en la cúspide de las organizaciones de narcotráfico. Los jefes o administradores de estas redes pueden enfrentar penas de 9 a 20 años de prisión, además de cuantiosas multas, lo que busca desmantelar las estructuras jerárquicas del crimen organizado.
Decomiso de bienes
El artículo 372 establece que, además de las penas de prisión y multa, los bienes obtenidos directa o indirectamente del tráfico ilícito serán decomisados. Esto incluye dinero, inmuebles, vehículos y cualquier otro activo relacionado con la actividad delictiva. El objetivo es que el delito nunca resulte rentable para los delincuentes.
Ejemplos prácticos
Caso de tráfico menor: un individuo que vende pequeñas dosis de hachís en la calle puede recibir entre 1 y 3 años de cárcel.
Caso de agravante: si esa misma persona vende en las cercanías de un instituto, la pena podría aumentar hasta 9 años.
Caso de organización: un cabecilla de una red que distribuye cocaína a nivel nacional podría ser condenado a más de 15 años de prisión y perder todos sus bienes.
Impacto adicional
Más allá de las sanciones penales, ser condenado por tráfico de drogas implica:
Antecedentes penales, que dificultan acceder a empleos, oposiciones y permisos.
Estigmatización social y pérdida de confianza en el entorno personal y profesional.
Inhabilitación para ejercer determinadas profesiones o actividades.
En conclusión, el denunciado enfrenta consecuencias legales y personales muy graves, lo que demuestra la importancia de que las denuncias sean claras y estén bien fundamentadas: para que los verdaderos responsables sean castigados y se proteja a la sociedad del impacto del narcotráfico.
Ejemplos y casos prácticos
Entender cómo se aplica la ley en la vida real puede ayudar a cualquier ciudadano a reconocer situaciones de tráfico de drogas y a saber cómo actuar de manera responsable. A continuación, se presentan ejemplos prácticos y simulados que ilustran casos comunes y cómo se encuadran dentro del marco legal español.
1. El vecino con visitas frecuentes
Imagina que en un piso del edificio entra y sale constantemente gente a todas horas del día. Muchas de esas visitas duran apenas unos minutos y, en ocasiones, se observa un intercambio rápido de dinero y pequeños paquetes.
En este caso, hay indicios claros de tráfico, ya que la conducta excede lo que sería un consumo personal. Ante esta situación, el ciudadano puede recopilar datos como la dirección exacta, la franja horaria más frecuente y, si fuera posible, matrículas de vehículos que acuden al lugar. Con esta información, una denuncia tendría más posibilidades de prosperar.
2. El menor en el parque
Un grupo de adolescentes es sorprendido consumiendo cannabis en la vía pública. Al acercarse, un ciudadano observa que uno de ellos reparte pequeñas bolsitas entre los demás, a cambio de dinero.
Aquí no hablamos solo de consumo personal (que sería sanción administrativa), sino de un posible delito penal de tráfico de drogas, agravado por el hecho de que afecta a menores. Este tipo de situación debe denunciarse de inmediato, ya que encaja en los supuestos agravantes del artículo 369 del Código Penal.
3. El transporte sospechoso
Un individuo es visto de forma reiterada cargando maletas o paquetes voluminosos en vehículos de alta gama, a horas inusuales de la madrugada, en un lugar donde se sabe que circulan sustancias ilícitas.
Aunque no haya certeza de que se trata de drogas, la sospecha razonable unida a la repetición del comportamiento justifica una denuncia. Será la policía la que investigue si realmente hay tráfico de drogas o si se trata de otra actividad.
4. El amigo que “vende para financiarse”
Un conocido admite en confianza que, aunque consume drogas, también vende parte de ellas a terceros para costear su consumo. Aunque pueda parecer “poca cosa”, la ley es clara: cualquier venta o distribución, incluso a pequeña escala, constituye un delito de tráfico de drogas. En este caso, la persona incurre en el artículo 368, y puede enfrentarse a prisión y multa.
5. El local encubierto
Un bar aparentemente normal empieza a atraer clientes que no consumen bebidas ni comidas, sino que entran, permanecen pocos minutos y salen con objetos sospechosos. Si bien puede tratarse de otra actividad ilegal, es un patrón típico del menudeo de drogas. Presentar una denuncia aportando detalles sobre el local, horarios y comportamiento de los clientes permitirá a las autoridades montar operativos de vigilancia.
Cómo debe actuar el ciudadano
En todos estos ejemplos, la clave es no enfrentarse directamente al presunto traficante. En lugar de actuar por cuenta propia, el ciudadano debe:
Observar con prudencia, sin exponerse a riesgos innecesarios.
Tomar nota de detalles relevantes (direcciones, horarios, matrículas, descripciones físicas).
Acudir a la policía o Guardia Civil y presentar una denuncia con información clara y objetiva.
Evitar rumores o acusaciones sin pruebas, ya que pueden derivar en denuncias falsas, que en sí mismas constituyen un delito (art. 456 del Código Penal).
Estos casos muestran que el tráfico de drogas no siempre ocurre en grandes redes internacionales; muchas veces se da en situaciones cotidianas, en barrios, parques o locales aparentemente normales. Saber reconocer los indicios y actuar correctamente es la forma más eficaz de proteger a la comunidad y colaborar con la justicia.
Preguntas frecuentes (FAQ)
Cuando un ciudadano se plantea denunciar a alguien por tráfico de drogas, suelen surgir muchas dudas prácticas y legales. A continuación, respondemos algunas de las más habituales, basándonos en la normativa española y en la práctica judicial.
¿Puedo denunciar de forma anónima?
Sí. Tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil disponen de formularios en línea y teléfonos específicos donde se pueden facilitar datos de manera anónima. Sin embargo, conviene aclarar que estas denuncias sirven como información inicial. Para que el proceso judicial avance con mayor solidez, lo ideal es una denuncia formal con identidad, ya que el juez puede necesitar testigos.
¿Qué pasa si me equivoco y la persona no traficaba?
Si presentas una denuncia de buena fe, aportando datos que parecían razonables aunque luego resulten incorrectos, no habrá consecuencias para ti. En cambio, si se demuestra que presentaste una denuncia falsa con la intención de perjudicar a alguien, podrías enfrentarte a un delito regulado en el artículo 456 del Código Penal, castigado con multas o incluso prisión.
¿Me pueden llamar a declarar?
Sí. Si presentas una denuncia con tus datos, es posible que la policía o el juzgado te llamen a ratificarla o a declarar como testigo. En ese caso, tu testimonio puede resultar clave para la investigación. No obstante, como explicamos antes, existen medidas legales para proteger tu identidad si hubiera un riesgo real para tu seguridad.
¿Qué pasa si el denunciado es un familiar o un vecino?
La ley no distingue entre conocidos, vecinos o familiares: si alguien trafica con drogas, incurre en un delito contra la salud pública. Aunque pueda resultar difícil desde el punto de vista emocional, la denuncia es igualmente válida y necesaria. De hecho, el artículo 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que todo aquel que por su cargo, profesión u oficio tenga conocimiento de un delito público tiene obligación de denunciarlo.
¿Puedo denunciar por teléfono o internet?
Sí, existen canales habilitados:
091 (Policía Nacional) y 062 (Guardia Civil) son teléfonos a los que puedes llamar para dar aviso inmediato.
Algunas comunidades autónomas permiten formularios online para enviar información sobre tráfico de drogas.
También puedes acudir directamente a una comisaría o cuartel para presentar la denuncia formal por escrito.
¿Necesito pruebas para denunciar?
No es obligatorio aportar pruebas materiales (fotos, vídeos, grabaciones), aunque sí es muy recomendable. Aun sin pruebas, una denuncia puede servir de base para que la policía inicie una investigación. Eso sí, cuanto más detallada sea la información (lugares, horarios, descripción de personas o vehículos), más posibilidades habrá de éxito.
Conclusión
El tráfico de drogas es un delito que afecta no solo a quienes consumen, sino a toda la sociedad: genera inseguridad en los barrios, alimenta el crimen organizado y pone en riesgo la salud pública. Por esa razón, el Código Penal español, a través de los artículos 368 a 372, establece sanciones muy severas que van desde los 3 años de prisión hasta los 20 años en los casos más graves, además de fuertes multas y el decomiso de bienes.
Denunciar a una persona por tráfico de drogas no es un acto de venganza, sino de responsabilidad cívica. La denuncia bien presentada permite a las autoridades abrir investigaciones, detener a los responsables y proteger a los más vulnerables, como los menores y las personas en proceso de rehabilitación. Además, como hemos visto, existen canales seguros y mecanismos de protección que garantizan la confidencialidad del denunciante, evitando que quede expuesto a represalias.
Es fundamental diferenciar entre consumo personal y tráfico, ya que no todas las conductas con drogas son delito penal. Mientras que el consumo propio puede ser objeto de sanciones administrativas, el tráfico siempre será perseguido penalmente con dureza. De ahí la importancia de aportar en la denuncia todos los detalles posibles: horarios, lugares, matrículas, patrones de conducta, empaquetado de sustancias o intercambio de dinero.
También hemos visto que la denuncia puede ser tanto anónima como con identidad, que no es obligatorio aportar pruebas materiales (aunque sí recomendable), y que la Ley de Enjuiciamiento Criminal ofrece protección legal al denunciante y a los testigos. Esto significa que cualquier ciudadano tiene la capacidad real de contribuir en la lucha contra el narcotráfico.
En definitiva, denunciar tráfico de drogas en España es un deber moral y una herramienta legal al alcance de todos. Cada denuncia puede marcar la diferencia: evitar que un menor caiga en la adicción, impedir que una organización criminal se fortalezca o devolver la tranquilidad a una comunidad.
Por ello, si sospechas de una situación de tráfico de drogas en tu entorno, no mires hacia otro lado. Tu acción puede salvar vidas y proteger el futuro de tu comunidad.